Del 10 al 25 de junio distintos territorios nos hemos coordinado para llevar a cabo una campaña que buscaba visibilizar el abandono sanitario que sufren las personas presas y la cantidad brutal de muertes que cada año se producen al otro lado de los muros.
Desde el inicio fuimos conscientes del momento en el que estamos. Un momento en que la cantidad de grupos anticarcelarios no es muy elevada y que las individualidades que de forma activa abrazan esta lucha tampoco lo son. A pesar de ello, se vio importante llevar a cabo esta acción coordinada para potenciar la denuncia pública, para trabajar conjuntamente a pesar de las distancias y para fortalecer un poco más los vínculos que compartimos.
Aun por valorar qué sensaciones hay en cada lugar que se secundó la campaña, opinamos que ha valido la pena y ha sido una propuesta interesante y práctica. A nosotrxs nos ha servido para aprender, profundizar más en el tema y volver a chocar, de nuevo, con la escalofriante realidad. A pesar del aumento de actividad que ha supuesto durante unas semanas, no nos ha desgastado sino que nos ha dado más fuerza e ideas para seguir combatiendo este horror y tantos otros que conlleva el aparato de la prisión y el encierro.