Compartimos con retraso un escrito del Chino (Jorge A. Vazquez Campillo), que nos hace llegar desde el aislamiento de la cárcel de Segovia. El compa, a quien no le falta mucho para salir en libertad, reflexiona sobre el miedo y la medicación, armas de la Institución Penitenciaria para anular y dividir a lxs presxs. Debajo de sus letras ponemos la dirección por si alguien quiere escribirle.
Cárcel de Segovia. Aislamiento.
Con el paso de los años he visto como los internos de los centros penitenciarios se han ido dividiendo, hasta el punto que hoy en día una gran mayoría de la población reclusa está totalmente anulada. El detonante de esta actitud es la manipulación de aquellos que dirigen las prisiones. Los engaños, sobre todo las falsas promesas, nos hacen creer en unas metas que cuando más cerca pensamos que nos encontramos para finalizar nuestras condenas, mas lejos nos encontramos de ellas. Nos hemos acostumbrado a adaptarnos a cualquier situación, incluso sabiendo que están cometiendo abusos de autoridad. Actuamos como si no ocurriese nada; sin luchar, sin reclamar, resignados a que está situación es el pan de cada día. Actuamos de esta manera por miedo, por miedo a que pase cualquier cosa que nos ponga en una situación peor a la que nos encontramos. Pensamos que si no actuamos así, pensamos que si adoptáramos una actitud valiente perderíamos los pocos “beneficios penitenciarios” que tenemos, o los “beneficios penitenciarios” que nos han prometido y que después nunca llegan.
Digo esto porqué el miedo es una de las armas que usan los “profesionales” de los centros penitenciarios para tenernos totalmente distanciados entre nosotros, sin visión de lucha o de denunciar todo lo que vemos que sucede a nuestro alrededor, anulados. Pero aun así, a día de hoy, aun hay presos que no doblamos las rodillas. Pero a menudo nos faltan compañeros que nos apoyen, que levanten la voz, que se den cuenta que si no estamos unidos aun es mas fácil para la institución hacer lo que quieran con nosotros. Y una de estas cosas es meternos en aislamiento. Ya sea por considerarnos conflictivos, poco adaptados a la vida común o, aunque no lo digan así, para evitar que intentemos expandir nuestras ideas y forma de pensar.
Pero no solo está el miedo como arma usada para conseguir lo comentado anteriormente. También está la medicación. Otra herramienta que funciona de forma excelente para tenernos divididos y anulados. Demasiada medicación, demasiadas pastillas de todo tipo, que anulan nuestros sentidos, nuestra voluntad, nuestra garra e instinto rebelde. La medicación hace que focalices las energías solo en el momento presente, que bases tu día en conseguir esas pastillas u otras drogas. De esta forma no nos damos realmente cuenta de la situación en la que nos encontramos. Incluso me atrevo a decir que para el “equipo técnico”, los verdugos de la Junta, es más fácil con los internos con los efectos del colocón, haciendo terapias y cursos y charlitas que casi nunca sirven para nada.
Debemos abrir los ojos y quitarnos todas esas vendas para ver las cosas con claridad, pero sobretodo para reencontrarnos con nosotros mismos. Fortalecer la unión, pues mientras no estemos unidos seguirán haciendo con nosotros todo aquello que consideren oportuno, que suele ser nada, o nada bueno.
Para escribir al compañero:
Jorge Alfonso Vázquez Campillo
Centro Penitenciario Segovia
N-110. Km 196.
40154 Torredondo (Segovia)